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Tensión en el Gabinete: Los Dardos Cruzados entre Sarabia y Leyva

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En el complejo universo político del gobierno de Gustavo Petro, las relaciones internas a menudo se ven marcadas por tensiones, disidencias y enfrentamientos que salen a la luz pública. En los últimos días, dos figuras clave del gabinete, Laura Sarabia, actual ministra de Relaciones Exteriores, y Álvaro Leyva, excanciller, han protagonizado una serie de declaraciones que parecen estar teñidas de dardos cruzados, aunque sin nombrarse explícitamente. El trasfondo de estas declaraciones refleja una disputa por el liderazgo, la influencia y las dinámicas internas de la administración actual.

Sarabia, en una reciente entrevista con Noticias RCN, hizo comentarios que no pasaron desapercibidos, al abordar las críticas que ha recibido por su juventud y su experiencia limitada en relaciones exteriores. Con 30 años, Sarabia se encuentra en el ojo del huracán, y en su defensa, aseguró que había visto a cancilleres hombres de mayor edad cuyos resultados fueron «pocos o casi nulos». Su afirmación, aunque velada, parece ser una respuesta directa a los ataques que constantemente se le hacen por no tener el mismo perfil que sus predecesores en el cargo. La ministra, visiblemente afectada, dejó claro que ser joven y mujer en la política colombiana conlleva una carga adicional, lo que, según su perspectiva, se traduce en críticas injustas y desproporcionadas.

Por otro lado, Álvaro Leyva, quien fuera el primer canciller del presidente Petro, no tardó en responder a las tensiones que giran en torno a la figura de la vicepresidenta Francia Márquez. Tras su salida del Ministerio de la Igualdad, Leyva se lanzó en una defensa férrea de la vicepresidenta, acusando a lo que él denominó «la canalla de siempre» de socavar su camino dentro del Gobierno. Sin nombrar directamente a Sarabia, las referencias eran claras, y el mensaje que Leyva quiso transmitir fue que hay actores dentro de la administración que buscan restarle protagonismo a figuras clave como Márquez.

Este enfrentamiento entre Sarabia y Leyva no es aislado. De hecho, la relación entre ambos se ha caracterizado por la falta de complicidad y entendimiento. Mientras Sarabia y Luis Gilberto Murillo comparten una relación de afinidad política y personal, la confrontación con Leyva es más que evidente, especialmente tras la salida de éste del gabinete, que se vio envuelta en la polémica de la licitación de pasaportes. A pesar de haber sido parte del primer círculo del presidente Petro, Leyva no ha logrado mantener una relación cordial con los actores clave de la administración, lo que deja en evidencia la dinámica interna conflictiva en el Gobierno.

Uno de los puntos más críticos de la confrontación se da en torno al papel de Francia Márquez. La vicepresidenta, quien había sido una de las figuras más emblemáticas del pacto político de Petro, se vio desplazada del Ministerio de la Igualdad en una movida que generó gran revuelo. En el pasado, Márquez ya había expresado su malestar con Sarabia, alegando actitudes irrespetuosas que la obligaron a recordarle su jerarquía. Las palabras de Leyva en defensa de la vicepresidenta parecen ser una reacción directa a ese distanciamiento, subrayando la necesidad de respetar las posiciones dentro del gabinete y destacando las dificultades que ha enfrentado Márquez por las acciones de aquellos que intentan debilitar su influencia.

El enfrentamiento entre estas dos figuras del Gobierno refleja, en cierta medida, las luchas internas por el poder dentro de la administración Petro. No es solo una cuestión de política exterior, sino también de quién tiene la última palabra en decisiones clave del gabinete. La salida de Leyva, la falta de consenso con Sarabia y las tensiones con la vicepresidenta han creado una atmósfera cargada de disputas internas que, lejos de resolverse, parecen intensificarse con cada declaración pública.

Al final, lo que está en juego no es solo la relación entre Sarabia y Leyva, sino la estabilidad de un gabinete marcado por la división. La percepción pública de estas tensiones podría afectar la imagen del presidente Petro, quien se enfrenta al reto de mantener un equilibrio en su equipo, mientras los actores clave luchan por consolidar su poder político dentro de una administración que no ha estado exenta de desafíos. A medida que las declaraciones se multiplican, el Gabinete se encuentra bajo la mirada crítica del país, donde cada movimiento se interpreta como una muestra de las complejidades internas del poder.

En este escenario, lo que realmente está en juego es la capacidad del Gobierno para gestionar sus diferencias internas y cómo estas disputas impactarán en la gobernabilidad de Colombia. Mientras tanto, los actores involucrados continúan con sus intercambios verbales, cada uno defendiendo su posición, pero sin ofrecer soluciones claras a los problemas políticos que afectan al país.

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