El ambiente en el último consejo de ministros se tornó tenso cuando el presidente Gustavo Petro puso sobre la mesa el tema de los colombianos deportados desde Estados Unidos. Lo que parecía un informe de gestión rutinario terminó en un fuerte cruce de palabras entre la canciller Laura Sarabia y el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, obligando al mandatario a intervenir para calmar los ánimos.
Todo comenzó cuando Sarabia expuso las acciones realizadas por la Cancillería en la recepción de connacionales repatriados. La ministra afirmó que, siguiendo instrucciones presidenciales, se brindó atención a los deportados y citó como ejemplo un vuelo reciente desde Panamá. Sin embargo, aseguró que en ese proceso no hubo presencia de representantes de Prosperidad Social.
Las palabras de la canciller fueron inmediatamente refutadas por Gustavo Bolívar, quien, visiblemente molesto, la acusó de faltar a la verdad. «Eso no es cierto, presidente. Teníamos tres funcionarios en el lugar y tengo aquí las fotos que lo demuestran. Laura está mintiendo», expresó en un tono enérgico, generando un ambiente de incomodidad en la sala.
El intercambio de acusaciones subió de tono rápidamente, lo que obligó al presidente Petro a intervenir. Con gestos de visible molestia, el mandatario pidió calma a sus funcionarios y solicitó pruebas concretas para esclarecer la situación. “Este gobierno se basa en la verdad y la transparencia. No podemos permitir contradicciones en temas tan delicados”, señaló.
El incidente reveló tensiones internas dentro del gabinete ministerial, reflejando desacuerdos en la ejecución de políticas clave. La disputa entre Sarabia y Bolívar pone en evidencia las dificultades de coordinación entre distintas entidades del gobierno en temas de alta sensibilidad, como la atención a migrantes deportados.
Fuentes cercanas al Ejecutivo señalaron que este no es el primer roce entre los dos altos funcionarios, y que las diferencias han sido constantes en la definición de competencias y responsabilidades. Mientras la Cancillería asume el papel de enlace diplomático, Prosperidad Social insiste en que su labor es esencial en la atención humanitaria de los deportados.
Tras la reunión, se acordó una revisión exhaustiva de los procedimientos y responsabilidades de cada entidad en el manejo de la crisis migratoria. Petro enfatizó que el trabajo articulado es fundamental para evitar futuras fricciones y garantizar una atención eficaz a los ciudadanos retornados.
Este episodio deja en evidencia la compleja dinámica al interior del gobierno y la necesidad de una mayor cohesión en la toma de decisiones. Mientras las diferencias persistan, el desafío será mantener la estabilidad y evitar que los conflictos internos afecten la gestión de las problemáticas nacionales.