Viernes, 13 de Junio de 2025
Pico y Placa Medellín Viernes
🚗 1 y 5 🏍️ 1 y 5

El Papa León XIV y Gustavo Petro: un encuentro entre la fe y la paz

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on telegram
Telegram

En el corazón del Vaticano, bajo los mármoles solemnes del Palacio Apostólico, se selló esta madrugada un encuentro cargado de simbolismo y expectativas: el presidente Gustavo Petro fue recibido en audiencia privada por el papa León XIV, el nuevo pontífice cuya figura empieza a perfilarse como un actor relevante en los debates espirituales y sociales de América Latina. El encuentro, que comenzó a las 3:00 a. m. Ahora, representa más que un gesto diplomático: es una señal de búsqueda mutua en torno a un ideal esquivo para Colombia —la paz.

Las primeras imágenes del encuentro se conocieron tres horas después del inicio, y revelan una reunión cálida, distendida, sin el corsé de la formalidad forzada. Petro, vestido con sobriedad, extendió personalmente una invitación al Papa para visitar Colombia. “Queremos que la paz se respira también desde la fe”, habría dicho, según fuentes cercanas a la cancillería. La respuesta del Santo Padre fue cordial, aunque sin compromisos inmediatos. La posibilidad de una visita papal está sobre la mesa, y eso ya es un gesto elocuente.

El Ministerio de Relaciones Exteriores calificó el encuentro como «histórico», subrayando que se trató de una reafirmación de los lazos tradicionales entre Colombia y la Santa Sede. No es para menos: la Iglesia católica ha jugado un papel determinante en algunos de los momentos más críticos del conflicto armado, tanto en la mediación como en el consuelo a las víctimas. Ahora, bajo el liderazgo de un nuevo Papa, podría reactivarse esa vocación de puente y refugio, especialmente en tiempos de incertidumbre social y política.

En su conversación, Petro y León XIV abordaron temas clave del panorama regional: la pobreza estructural, la migración forzada y, como eje central, la lucha por una paz integral. No fue un encuentro de palabras vacías: ambos líderes comparten una mirada crítica hacia las causas profundas de la violencia. El Papa, formado en los márgenes sociales de Europa, conoce de cerca la desigualdad; Petro, desde su historia política, insiste en que no habrá paz sin justicia social. Fue un diálogo entre dos visiones que, aunque distintas en forma, se tocan en el fondo.

Pero más allá de la solemnidad del acto, la pregunta que quedó flotando es si Colombia está preparada —en espíritu y en estructura— para recibir una visita del pontífice. No se trata solo de la logística, sino del mensaje que implicaría. Una visita del Papa sería, para muchos, un impulso a los esfuerzos de reconciliación, pero también un llamado de atención: la paz no puede seguir siendo promesa; debe materializarse en los territorios, donde aún hay voces silenciadas por la guerra y la exclusión.

El gesto del Papa de recibir al presidente colombiano tan temprano en su pontificado también deja entrever una atención especial hacia América Latina. En un mundo donde los conflictos escalan y las instituciones se erosionan, León XIV parece querer reposicionar el papel de la Iglesia como agente de diálogo y transformación. Su posible visita a Colombia podría ser una de las primeras grandes acciones de ese nuevo enfoque pastoral, con énfasis en el Sur global.

Para Petro, el encuentro representa una victoria simbólica en medio de una coyuntura compleja. Con tensiones políticas internas y un panorama internacional fragmentado, el respaldo espiritual del Vaticano podría ser interpretado como un espaldarazo moral a su apuesta por la “paz total”. Aunque esa estrategia ha sido duramente criticada por sectores que la consideran ingenua o permisiva, el respaldo moral del Papa podría devolverle algo del capital simbólico que ha venido perdiendo en el plano nacional.

Por ahora, queda la imagen: dos líderes, uno con sotana blanca y otro con traje oscuro, compartiendo palabras sobre un ideal común. La política y la fe se entrelazan, no para imponer dogmas, sino para encontrar caminos. La pregunta no es solo si el Papa vendrá a Colombia. La verdadera cuestión es si el país estará listo para recibirlo no como visitante ilustre, sino como testigo de una transformación que aún está pendiente.

Categorías

Mas Noticias