En una era donde el conocimiento es el nuevo petróleo, la educación superior se convierte en el terreno fértil donde se gesta el futuro de un país. Así lo confirma el más reciente Ranking U-Sapiens de la consultora Sapiens Research, que desde hace 14 años analiza con rigurosidad la producción investigativa de las Instituciones de Educación Superior (IES) en Colombia. La versión número 29 de esta clasificación llega con movimientos interesantes en el tablero académico y reafirma que la calidad investigativa no es fruto del azar, sino de una política institucional sostenida.
La Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, revalida su hegemonía al mantenerse en el primer lugar del ranking. No es sorpresa: con 37 programas de doctorado activos y un ecosistema robusto de publicaciones científicas y grupos categorizados, esta institución sigue siendo el faro de la investigación en el país. Le sigue, sin ceder terreno, la Universidad de Antioquia, que desde Medellín fortalece su papel como bastión del saber público en el suroccidente colombiano.
El ascenso de la Universidad del Valle al tercer lugar no pasa desapercibido. Esta casa de estudios, ubicada en Cali, desplaza a la Universidad de los Andes al cuarto puesto, en un movimiento que refleja el fortalecimiento de la investigación fuera del eje Bogotá-Medellín. Un mérito que cobra especial sentido en tiempos en que se exige mayor descentralización del conocimiento y de los recursos que lo impulsan.
No obstante, el informe de Sapiens Research también muestra un fenómeno preocupante: la reducción en la oferta de programas de posgrado. Según cifras del SNIES, al menos 593 programas, entre maestrías, doctorados y especializaciones médico quirúrgicas, han dejado de ofertarse, principalmente por la baja demanda estudiantil. Este dato enciende una alerta sobre la sostenibilidad de la investigación si no se acompaña de una comunidad académica activa y nutrida.
Entre las privadas, la Universidad de los Andes y la Pontificia Universidad Javeriana siguen figurando en el grupo de élite, aunque con retos latentes en mantener su producción frente al empuje creciente de universidades públicas regionales. Casos como la Universidad del Norte, que sube al noveno puesto, y la Universidad de Cartagena, que irrumpe en el top 15, muestran que la competitividad ya no está concentrada en la capital.
El análisis también revela la estabilidad institucional de algunas universidades como la UPTC, la Universidad de Caldas y la Universidad de la Sabana, que se mantienen en el rango alto del ranking, afianzando su papel como nodos estratégicos del conocimiento en regiones tradicionalmente menos visibilizadas. La consolidación de grupos de investigación y programas de doctorado en estas instituciones permite pensar en un ecosistema académico más plural.
Aunque el 92 % de las IES evaluadas mejoraron sus puntajes, solo el 33 % logró escalar posiciones. Esto revela que la competencia es cada vez más ajustada y que la excelencia se mide por avances concretos en ciencia, tecnología e innovación. Sapiens Research advirtió que no se esperan grandes cambios en el ranking hasta 2026, dado que no habrá nuevas convocatorias oficiales para categorización de revistas, un factor clave en esta medición.
La fotografía actual del sistema universitario colombiano no es solo una lista de posiciones. Es una radiografía del esfuerzo, la constancia y la visión estratégica de las instituciones que han apostado por la investigación como vía para transformar sus entornos. El reto, ahora, es traducir esos logros en soluciones para los desafíos sociales, económicos y ambientales que enfrenta el país. Porque en Colombia, como en el resto del mundo, la universidad que investiga es la universidad que transforma.