El alcalde de Cúcuta, Jorge Enrique Acevedo, ha lanzado una alerta urgente sobre la creciente crisis humanitaria que vive su ciudad, en medio de la preocupación por las recientes declaraciones del presidente de Panamá, José Raúl Mulino, quien sugirió que los migrantes venezolanos deportados desde ese país podrían ser enviados a Cúcuta, dada la falta de relaciones diplomáticas con Venezuela. En su respuesta, Acevedo solicitó formalmente a la Cancillería de Colombia que se impidiera el arribo de estos migrantes, subrayando que Cúcuta no cuenta con la capacidad necesaria para recibir más personas vulnerables.
El mandatario cucuteño no solo expresó su preocupación por el envío de migrantes desde Panamá, sino que también detalló que la ciudad ya se encuentra sobrepasada debido a la crisis que atraviesa el Catatumbo. En los últimos 25 días, Cúcuta ha recibido a cerca de 25.000 personas desplazadas desde esa región del país, lo que ha desbordado la infraestructura local y los recursos destinados a la atención de los más necesitados. Acevedo resaltó que la ciudad no está en condiciones de ofrecer una respuesta adecuada a más migrantes, debido a la falta de recursos y espacios para brindarles un apoyo digno.
La crítica del alcalde se centra en la falta de preparación de Cúcuta para asumir más desplazados, ya que los servicios básicos están al límite de su capacidad y las problemáticas sociales como la desocupación y la inseguridad se han intensificado. “La ciudad no está en condiciones de recibir ni a un solo migrante más”, advirtió Acevedo, añadiendo que la llegada de más personas vulnerables podría profundizar los “cinturones de miseria” que ya afectan a la ciudad. Según el alcalde, esta situación también podría elevar las cifras de desempleo y potenciar los problemas de criminalidad que ya sufre la región.
En su misiva a la Cancillería, encabezada por la ministra Laura Sarabia, el alcalde de Cúcuta reiteró que cualquier operación que implique el envío de migrantes a su ciudad debe ser autorizada por el gobierno colombiano. A través de este documento, Acevedo solicitó la intervención del presidente Gustavo Petro para que se evite que más desplazados lleguen a Cúcuta, una ciudad que ya está lidiando con serias dificultades económicas y sociales. “Este es un problema que no podemos manejar a solas”, insistió el alcalde.
El planteamiento de Acevedo también refleja una crítica a la falta de coordinación y planificación en la gestión de la migración y los desplazamientos forzados, no solo desde Venezuela, sino también dentro de Colombia. Aunque el país ha sido históricamente un refugio para los migrantes venezolanos, las ciudades fronterizas como Cúcuta se han visto cada vez más desbordadas por la presión de la crisis. La llegada masiva de desplazados ha puesto a prueba las capacidades del sistema de salud, la educación, y los servicios básicos, lo que ha empeorado las condiciones de vida de la población local.
El alcalde de Cúcuta ha destacado que, si bien el gobierno nacional debe asumir la responsabilidad en la gestión de la crisis migratoria, también es fundamental que se implemente un plan de acción para apoyar a las ciudades más afectadas. En este sentido, la solicitud de Acevedo de trasladar los migrantes provenientes de Panamá a Bogotá, en lugar de Cúcuta, refleja una tentativa de distribuir la carga de manera más equitativa, permitiendo que la capital del país pueda asumir la atención de un número mayor de personas sin comprometer aún más la estabilidad de la región fronteriza.
Este conflicto en Cúcuta pone de relieve las tensiones y dificultades inherentes a la migración masiva en un contexto de crisis humanitaria. Mientras el gobierno colombiano debe equilibrar la necesidad de proteger a los migrantes y refugiados con la capacidad de las ciudades para recibirlos, queda claro que el modelo actual necesita ser revisado para evitar que más regiones del país se vean colapsadas por la presión migratoria, lo que a su vez compromete tanto la seguridad como el bienestar de las comunidades locales.
